Supongo, Pepe, que en lo de la Viña coincidimos y mucho en otro tiempo y en otros foros… A mí, amén de parecerme una salvajada que dejó al responsable político incólume y además promocionado después a las Cortes, me decepcionó la “sanción” de pacotilla que luego cayó al promotor, y sobre todo, me dejó una espina clavada, que de niño corrí y disfruté de aquel maravilloso lugar.
Y no es que diga que todo lo que se hace esté bien, pero como bien indicas, lo óptimo para que una oposición trascienda es no sólo manifestarse en contra, sino indicar por qué, y dar alternativas realistas y viables. El argumento a favor de la autopista de peaje era que de no hacerse así, no se habría hecho o al menos no en una década. Hubiese querido ver yo entonces un debate pleno de números y de análisis de los presupuestos del Estado, más que lo que hubo.
Del Grande no añado nada, veo que somos de la misma opinión. No obstante, me gustaría volver a recalcar que antes de iniciarse las obras, un día se convocó en el Ayuntamiento a la ciudadanía para una presentación del proyecto, maqueta de madera incluida, y con Moneo en cuerpo mortal. Fueraparte de los representantes políticos de turno, que no dijeron nada (ni entonces ni hasta muchísimo después, cuando en época electoral quedó molón lo de desplegar pancartas en contra de lo ya finiquitado desde el arco del Alcázar), estuvimos allí tres, y no es tropo estilístico. Y desde luego, los tres coincidimos ya entonces en que la cosa no tenía ni pies ni cabeza (incluido el hecho de que el acceso al parking no se anticipase a la calle San Segundo, dejando un Grande diáfano y peatonal hasta la muralla). Ahí hubiera querido ver yo política ciudadana.
Un fuerte abrazo